Lo que el agua se llevó

Lo que el agua se llevó Quienes sientan debilidad por las criaturas de los estudios Aardman (entre otras Wallace, Gromit y los pollitos en fuga) seguramente se divertirán con Lo que el agua se llevó, película cuyo estreno local a principios de 2007 fue opacado por la promoción de Ratatouille. Casi simultáneos, ambos lanzamientos les devolvieron protagonismo cinematográfico a las ratas y, a partir de simpáticas personificaciones animadas, buscaron entretener a los niños y a sus acompañantes adultos. Sin dudas la película de Sam Fell lo logra, sobre todo gracias a un buen despliegue de personajes secundarios.

Momentito. Antes de que alguien grite «¡objeción!», conviene aclarar que los principales Roddy y Rita también tienen su costado gracioso y atractivo, para empezar las voces de Hugh Jackman y Kate Winslet. Pero a todas luces quienes realmente brillan son las babosas cantarinas, el sapo malvado, sus dos ratones secuaces y las (¿importadas?) ranas francesas.

Evidentemente Lo que el agua se llevó (por fin una traducción ocurrente y a la vez respetuosa del título original) apunta a chicos con menos edad que los integrantes de la audiencia interpelada por Ratatouille. Por lo pronto, aquí la recreación del submundo roedor se inspira menos en la naturaleza que la puesta en escena propuesta por el taquillero Brad Bird.

Como en todas las películas animadas pensadas para los niños y sus padres, tíos, tutores o encargados, ésta también juega con conocimientos que manejamos los adultos. Conocimientos en cuanto a música pop, en cuanto a cine, en cuanto a la eterna rivalidad entre británicos y franceses, ¡en cuanto al mismísimo Marcel Marceau! Por su parte, los chicos disfrutarán de desencuentros, caídas, saltos y demás bloopers dignos de este género.

Volviendo al despliegue de personajes secundarios, cabe destacar el trabajo de Ian McKellen, Jean Reno, Bill Nighy y Andy Serkis, responsables de interpretar al sapo, a la rana francesa líder, y a los secuaces Whitey y Spike respectivamente. En cuanto a las adorables babosas, pocas veces se habrán escuchado coros tan originales y entrañables (vale la pena esperar a los créditos para verlas entre los nombres del equipo). 

Aún en versión doblada, Lo que el agua se llevó sabe entretener. Es que los aciertos de los estudios Aardman van más allá de la (siempre acertada) elección de actores. La clave del éxito parece estar en cierta capacidad para gestar criaturas que -confesémoslo- muchos quisiéramos adoptar.


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