Después del recreo, un anticipo para cinéfilos. 😉
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Asumámoslo desde un principio: Scoop no es ninguna joya cinematográfica. Sin embargo, los seguidores de Woody Allen sabrán disfrutarla simplemente porque pueden reencontrarse con el realizador neoyorkino y con su inconfundible sentido del humor. Un regreso a las fuentes después de la injustamente maltratada Match point.
Con toda razón, alguien podrá señalar que esta película es más de lo mismo. Que el viejo Woody vuelve a hacer de antihéroe. Que el guión vuelve a bromear con la religión, la muerte, el azar. Que la historia vuelve a estar protagonizada por una actriz atractiva, relativamente «afeada» para la ocasión.
Todo esto es cierto, y sin embargo la repetición no molesta. Al menos no a quienes esperamos el comentario irónico, el titubeo crónico, el remate final.
Por si esto fuera poco, tenemos un par de condimentos suplementarios. Por un lado, la presencia de un mago situado en las antípodas del modelo recientemente explotado por Hollywood. Por el otro, el cambio de escenario (Londres y la campiña inglesa se ven tan lindas).
Posiblemente los espectadores nostálgicos prefieran a Diane Keaton antes que a Scarlett Johansson, y a Michael Kaine o a Alan Alda antes que a Hugh Jackman. Pero qué le vamos hacer; el paso del tiempo es implacable, hasta para los actores más entrañables.
Por suerte, los años no impiden que el Sr. Allen siga en carrera. Sus admiradores, más que conformes: encantados.