Post redactado por Ariel.
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Tim Burton volvió a las filas que lo expulsaron veinte años atrás para entregarnos una versión de Alicia en el país de las maravillas, difícil de definir como cien por cien personal. La revisión del cuento de Lewis Carroll (revisión es una manera de decir, porque se trata de una historia completamente nueva) es un mix entre la estética de Disney y el esperado sello burtoniano.
En 1984, el por entonces veinteañero realizador norteamericano ya había dirigido dos cortometrajes para el gran estudio de animación: Vincent, un claro homenaje a su ídolo Vincent Price y Frankenweenie*, una adaptación de Frankenstein protagonizada por un chico de 12 años que revive a su perro atropellado.
Las huestes del tío Walt no soportaron el estilo único del «novato», ubicado en las antípodas del universo color de rosa que ellos engendraron. Burton fue despedido y de ahí en más, con aciertos y desaciertos, creció como productor y director de historias, personajes y atmósferas inconfundibles.
Sin dudas, las pinceladas del autor de Edward Scissorhands están presentes en Alicia… Basta con ver, en la entrada del bosque de Underland (porque así se llama la tierra de fantasía en esta ocasión), un árbol bastante parecido al árbol de los muertos en La leyenda del jinete sin cabeza. Lo mismo ocurre con el molino en ruinas que yace a un costado de la mesa a la que la protagonista y el sombrerero loco se sientan para tomar el té.
Sin embargo, estas referencias al imaginario burtoniano llegan a perderse dentro de la escenografía general y más colorida que Disney pergeñó para una Alicia casi veinteañera. Seguramente parte de la responsabilidad recae en Linda Woolverton, habituée en la madriguera del ratón más famoso como guionista de La bella y la bestia y El rey león entre otros títulos.
Su propuesta no ofrece muchos vericuetos. Más de un espectador quizás habría preferido ver cómo se las arreglaba Burton para contar a su manera los dos episodios que inspiraron el film (Alicia en el país de las maravillas y Alicia a través del espejo) y no asistir a un relato que pretende recrearlos por el solo hecho de incorporar a los distintos personajes.
En cuanto a las actuaciones, es cuestionable la impresión generalizada de que, en el papel de Reina Roja, Helena Bonham Carter se come la película (aunque tampoco está mal). En cambio, sí causa gracia la interpretación que Anne Hathaway hace de la Reina Blanca, etérea en sus formas de gesticular y moverse (tal es así que no sabemos si camina o vuela al ras del piso).
Johnny Depp, un abonado a esta altura del partido (ya va por la séptima colaboración con su amigo Burton, y parece que anotará una octava), juega bien su rol. Pero también por momentos da la sensación de que se autoplagia, sobre todo en algunos gestos y en ciertas maneras de decir los parlamentos.
En síntesis, Alicia en el país de las maravillas no es el mejor trabajo de Burton, aunque tampoco disgusta del todo. Después de verla, algunos extrañamos la impronta gótica y oscura que producciones como Sweeney Todd y Sleepy Hollow derrocharon para el buen gusto de los seguidores.
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* Una remake filmada en 3 D y stop motion se estrenará tentativamente en 2011. También será producida por Disney.
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