Los espectadores que quedamos encantados con Eterno resplandor de una mente sin recuerdos, y que en cambio nos sentimos desilusionados con La ciencia de los sueños, esperamos Rebobinados con ansias, sobre todo con la esperanza puesta en un desempate reparador. Si bien faltan ¿días?, ¿semanas?* para que esta última producción de Michel Gondry se estrene en Buenos Aires, quien suscribe tuvo la suerte de verla antes. A continuación, la síntesis de impresiones casi inmediatas.
La espera ansiosa exige una respuesta rápida, y aquí la respuesta rápida sería la siguiente: Rebobinados supera ampliamente a La ciencia de los sueños pero carece de la perfección de Eterno resplandor… Rankeada entre sus dos antecesoras, esta otra historia fantástica termina demostrando que Gondry se luce más como director -en el mejor de los casos, como elucubrador de ideas muy ocurrentes- que como guionista (recordemos que Charlie Kaufman fue quien escribió «el libreto» de Eternal sunshine…).
Quizás por eso la primera mitad y los últimos minutos conforman los momentos más destacables de esta propuesta. Me refiero a la aparición del conflicto (el fenómeno de des-magnetización que sufre Jerry/Jack Black y que provoca consecuencias nefastas en un videoclub), a la presentación de la solución al conflicto (la posibilidad de hacer filmaciones caseras de títulos famosos) y a la decisión final de rodar un documental grupal en honor al músico Fats Waller y a todo un barrio neoyorkino.
La gracia que puedan causarnos los síntomas de un personaje electrocutado o las remakes artesanales de Los cazafantasmas, Conduciendo a Miss Daisy, 2001: odisea del espacio, Robocop es mérito de un humor en ocasiones naïf (prueba de ello son los gags que protagoniza un Jerry imantado), en ocasiones nostálgico (la evocación de ciertas escenas enternece el corazón de los espíritus melancólicos). En este sentido vale subrayar, por un lado, la originalidad del cineasta francés a la hora de recrear escenarios, vestuarios, efectos especiales, diálogos y, por el otro, la complicidad de Jack Black y Mos Def a la hora de entregarse al homenaje cinéfilo.
Que conste. El homenaje de Rebobinados va más allá de lo estrictamente cinematográfico, es decir, más allá de las películas citadas, de la participación de los veteranos del celuloide Danny Glover y Mia Farrow, de la intervención de los mismos espectadores en el rodaje de un proyecto.
Sin dudas, Gondry también pretende reivindicar a la comunidad (a los ciudadanos) que se esconde(n) detrás de la noción de «público» o «audiencia». A priori, se trata de la comunidad de Passaic en New Jersey pero en realidad se trata de la comunidad sin límites geográficos, cuyos miembros son anónimos y en muchos casos olvidados o ignorados.
Algunos podrán reprocharle al director y guionista galo cierta faceta sensiblera, demagógica, incluso poco original (la historia del videoclub en vías de extinción se parece, por ejemplo, a la historia de la radio teatralizada que Robert Altman contó antes de morir). Otros creerán ver en esta aproximación social una intención de compromiso con el cambio o al menos un llamado de atención sobre la pérdida de comunicación y solidaridad entre vecinos.
Es probable que el mayor desacierto de Be kind, rewind -tal es el título original- sea cierta tendencia a la redundancia. Redundancia en términos cuantitativos (llega un momento en que la serie de películas recreadas resulta excesivamente larga) y redundancia en términos cualitativos (existen personajes demasiado estereotipados, como el que encarnan Sigourney Weaver o la mencionada Farrow). No obstante, el ¿inminente? estreno local merece una oportunidad entre los espectadores, especialmente entre los seguidores de Gondry que apuesten a un desempate reparador.
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* IMDb anuncia aquí el desembarco porteño para el próximo jueves 13.
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