Ben Zaken, de Efrat Corem

Cobertura de Espectadores.
Cobertura de Espectadores.

Esta tarde a las tres tendrá lugar la última función de Ben Zaken, largometraje de Efrat Corem que compite con otros diecisiete en la sección oficial internacional de este BAFICI. El título del film es el apellido de la familia que la directora pone bajo la lupa para, de paso, mostrar una realidad que el cine israelí (al menos el que llega a la Argentina) retrata ocasionalmente: aquélla en torno a la comunidad sefaradí, en general relegada a un segundo plano por realizadores más bien atentos a la población de origen ashkenazi y/o al conflicto con los palestinos.

La cámara de Corem gira en torno a la difícil convivencia entre Dina, sus hijos Shlomi y León y su nieta Ruhi. La nena de once años es la que más absorbe -y devuelve- los problemas que emanan de un hogar signado por la pusilanimidad de Shlomi y por dos grandes ausencias: la del esposo de Dina (padre de Shlomi y León, abuelo de Ruhi) y la de la madre de Ruhi.

Los Ben Zaken atraviesan una crisis que parece de larga data e irresoluble, en parte porque cada familiar juega un rol inamovible, como predeterminado. Esta falta de margen para tratar de entender al prójimo, y para alguna posibilidad de cambio, alimenta la sensación de que estamos ante otra alegoría sobre una región disputada por parientes irreconciliables: palestinos e israelíes por un lado, ashkenazis y sefaradíes por el otro.

Corem administra muy bien las dosis de agresividad y violencia explícita que desestabilizan no sólo el hogar de la familia protagonista sino los escenarios aledaños: concretamente, el barrio de edificios monoblock donde habitan los personajes, la fábrica de León, el colegio de Ruhi.

La segunda gran virtud del largometraje son las actuaciones, en especial, la de la niña Rom Shoshan. Dicho sea de paso, los espectadores del BAFICI no sabríamos qué responder si nos obligaran a elegir entre ella y el chico de Theeb, Jacir Eid Al-Hwietat.

Además de una postal atípica de Israel, Ben Zaken también ofrece el retrato de una problemática global, irreductible a un solo país: la relación imposible entre niños y adultos cuando los mayores no pueden llevar adelante sus propias vidas y los chicos se convierten lisa y llanamente en un estorbo.

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Contenido complementario
 Theeb de Naji Abu Nowarb (reseña publicada en el marco del 17 º BAFICI)


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