En ocasiones el sufrimiento es agente de inmovilidad, de frustración, de resignación, de derrota, de abandono, de muerte; en ocasiones se convierte en motor creador, reunificador, superador, liberador, incluso sanador. Dentro de esta segunda variante se inscribe la experiencia de las Madres de Plaza de Mayo. Para prueba, basta con recorrer las instalaciones de su Universidad Popular y asistir a algunos de sus eventos académicos y/o sociales.
Entre tantos cursos, talleres, muestras, charlas se filtran demostraciones de fortaleza, de dignidad, de trabajo, de generosidad, de solidaridad, de crecimiento, de esperanza. Y pensar que son frutos del dolor más profundo.
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