Locuras de Isidoro

Isidoro CañonesY sí… Después del merecido homenaje a Astérix y a Lucky Luke, tenía que llegarle el turno a alguna producción autóctona contemporánea. De ahí este post sobre Locuras de Isidoro, historieta que desde 1968 supo reflejar los pelos y mañas del típico porteño chantapufi, agrandado, mujeriego, vago, ventajero.

El personaje creado por Dante Quinterno empezó ocupando un rol secundario, cuasi antagónico, frente al indio Patoruzú. Con el tiempo, el inasible sobrino del coronel Cañones tuvo espacio propio, y llegó a opacar al noble cacique tehuelche.

El «crecimiento» de Isidoro (y de su versión infantil, Isidorito) encaja perfectamente en un país donde la capital se morfa al interior, y cuyos ciudadanos «piolas» siempre llevan las de ganar. Sin embargo, también debe reconocerse que las personalidades «malditas» -o al menos imperfectas- terminan siendo más atractivas que las siempre acertadas, las irreprochables.

En el fondo, más de uno habrá querido ser Isidoro. Después de todo, eso de frecuentar el jet set internacional, de conocer gente linda, de asegurarse el mejor whisky o champagne, de probar autos último modelo, de dormir hasta tarde, -y sobre todo eso de no tener que trabajar- suena a buen vivir.

Locuras de Isidoro. Cómo no recordar su formato horizontal.Claro que no todo es color de rosa para el playboy argento. Por un lado, a veces se rodea de malas compañías que le juegan malas pasadas. Por el otro, debe enfrentar la reprobación continua -y algunos castigos esporádicos- de su tío militar y del mismísimo Patoruzú.

De todos modos, Isidoro nunca pierde simpatía ni charme. Y en ocasiones hasta sabe anotarse algún poroto que lo reivindica* ante la mirada de sus más acérrimos detractores.

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* ¿Recuerdan cuando les hizo una jugarreta a los ingleses a modo de venganza por la guerra de Malvinas?