BAFICI 2011. De marimbas, balas plateadas, cuentos infantiles y enfermedades del sueño

Las marimbas del infierno, Silver bullets, Fleurs du mal, Allez raconte!, Sleeping sickness son algunas de las películas cuyas reseñas integran un mismo post. Los lectores sabrán disculpar las limitaciones de nuestra cobertura BAFICI.

Las marimbas del infierno
Julio Hernández Cordón conmueve con un relato que, como él mismo explica, les rinde homenaje a los compatriotas con sueños imposible en un país como el suyo (Guatemala). En efecto, su película cuenta la historia de un marimbista que enfrenta todo tipo de adversidad para salvar a su instrumento (y para salvarse él) de la mala racha que empieza con una extorsión.

Las marimbas del infierno es también un retrato piadoso de la Latinoamérica popular, profunda, sumida en el olvido de dirigentes y medios. Los personajes son la clave de este film que además gira alrededor de un intento por armar una banda de heavy metal con un integrante marimbista. El líder Blacko no tiene desperdicio.

Silver bullets
Como todo ejercicio autorreferencial, el cine que habla de sí mismo también corre serios riesgos de aburrir. Éste es el caso de Silver bullets que, a diferencia de La vida útil (por citar otro título baficiano y cinéfilo), no consigue salir del ombliguismo de sus personajes, probables alter ego del director Joe Swanberg.

En otras palabras, las tribulaciones de dos jóvenes realizadores y una actriz parecen extraídas del diario de algún rodaje fallido. Las reflexiones en voz alta sobre el (dis)gusto ligado al oficio de filmar, la confusión entre ficción y realidad, el flirteo de los cineastas con sus musas son algunos de los temas abordados hasta el hartazgo, y que un director novato rara vez puede abordar de manera original. Decididamente Swanberg no es Woody Allen.

Fleurs du mal
En la breve conferencia posterior a la proyección de Fleurs du mal, David Dusa explicó que la idea de filmarla nació a raíz de la impresión que le provocaron los videos testimoniales de internautas iraníes sobre la represión policial a manifestantes contrarios a la reelección del Presidente Mahmud Ahmadinejad (a mediados de 2009, Espectadores le dedicó este post al tratamiento mediático de la denuncia de fraude electoral).

La historia de amor entre Anahita y Rachid es entonces una excusa para, en palabras del director, difundir el alcance de la resistencia digital que tanto lo impactó. El propósito influye en el estilo 2.0 de un film que reproduce conversaciones online además de los videos publicados en Twitter, My Space, Facebook, You Tube.

Quizás lo más interesante de Fleurs du mal sea el personaje de Rachid, no tanto por su rol en la ficción sino por los cruces con la realidad (la historia del personaje está inspirada en la vida real del actor, acróbata, bailarín de apellido Youcef). En cambio, la reivindicación de la resistencia digital en Irán es un tema de debate que excede ampliamente la buena voluntad de Dusa.

Allez raconte!
Inteligente, entretenida, tierna, rítmica, vistosa es la animación de los dibujos de José Parrondo a cargo de Jean-Christophe Roger y coproducción entre Francia, Suiza, Bélgica y Luxemburgo. La puesta en escena de una especie de reality show que busca premiar al mejor padre relator de cuentos permite aglutinar varias historias, convocar a distintos personajes, en suma, mantener la atención de chicos y adultos.

Lejos de las propuestas ñoñas y recatadas, el trabajo de Roger recurre a la ironía (por ejemplo cuando les toma el pelo a los medios y a la Casa Blanca) y a una escatología inocente (con las vacas que se tiran pedos y con el concursante especializado en cuentos subiditos de tono). Al mismo tiempo, la competencia imaginada rueda sobre una estructura narrativa clásica, con las figuras del héroe (y sus aliados) enfrentado(s) a un desafío y a un villano (y su colaborador, en este caso colaboradora).

Los grandes disfrutamos de los guiños especialmente pensados para nosotros, como las intervenciones de Michael Jackson, Mick Jagger, los Beatles en uno de esos programejos que intoxican la pantalla chica globalizada. Los chicos se divierten gracias a una propuesta que no los subestima y que los estimula con dibujos, cuentos, canciones, bailes, chistes y amores.

Sleeping sickness
Urlich Köhler abarca mucho y aprieta poco en su intento por capturar el hechizo que África suele provocar en los europeos. El director alemán oscila entre el retrato de un compatriota médico (Dr. Ebbo Veltman) descarriado en Camerún, las desventuras de un colega parisino enviado por la Organización Mundial de la Salud para evaluarlo, la denuncia de un continente arruinado por la corrupción local y la explotación extranjera, la fábula sobre un hipopótamo asesino (o justiciero según cómo se lo mire).

Los espectadores memoriosos reconocerán al director/actor de Yuki y Nina, Hippolyte Girardot, en la piel de un francés mujeriego e inescrupuloso. Los literatos pensarán en El africano y, por la casi obligada comparación, terminarán recordando las virtudes de la prosa de JMG Le Clézio.


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