No soporto, no puedo, no quiero.
No soporto, no puedo, no quiero.
No soporto, no puedo, no quiero.
No soporto, no puedo, no quiero.
No soporto, no puedo, no quiero mirar nuestra TV. Televisión abierta, indiscreta, grotesca, grosera, chabacana, desbocada, gritona, inescrupulosa, histérica, estereotipada, prejuiciosa, oportunista, hipócrita, sobradora, descalificadora, circense, farandulera, cruel, perversa, violenta, sanguinaria.
No soporto, no puedo, no quiero mirar nuestra TV. Televisión tinellizada, legrandizada, susanificada, rializada, polkizada, bonellizada, sylvestrizada, sofovichiana, pettinatizada, andinizada, majulinizada, gianolizada, crismorenizada, miguelangelrodrigueciana, facundoaranizada, nicolascabreciana, wandanarizada, martinfierrizada.
No soporto, no puedo, no quiero mirar nuestra TV. Televisión baqueteada, subalimentada, siliconada, lipoaspirada, estirada, implantada, decolorada, anabolizada, sedada, idiotizada, lobotomizada.
No soporto, no puedo, no quiero mirar nuestra TV. Televisión sprayettizada, eminentemente publicitaria. A pesar de las buenas intenciones de Canal 7. A pesar de Peter Capusotto, Caloi en su tinta, y otras (raras) excepciones.
No soporto, no puedo, no quiero mirar «la pantalla caliente» de nuestra TV afeada, envenenada, narcotizada, desaprovechada, arruinada.
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