The office (UK vs USA)

La versión originalHace poco más de un mes, el diario Página/12 recomendaba mirar la versión norteamericana de The office (protagonizada por Steve Carell) sin tener en cuenta la versión original (británica, protagonizada, dirigida y producida por Ricky Gervais). El consejo es sabio pero casi impracticable, al menos para quienes solemos sucumbir ante la odiosa tentación de la comparación.

Para empezar, existe una brecha insalvable entre Carell y Gervais. Si bien sus personajes Michael Scott y David Brent deben ser diferentes por una cuestión de idiosincrasia (evidentemente, aún a nivel gerencial, yankees e ingleses no se comportan igual), al primer actor le falta la astucia y picardía del segundo.

La prueba más evidente parte de la interacción con las cámaras. De hecho, Gervais sabe explotar al máximo las características de una serie de ficción que pretende pasar por reality. De ahí la importancia de sus miradas y guiños, de su supuesta "complicidad" con quienes lo filman, y por lo tanto con quienes lo miramos. De ahí el magnetismo que desarrolla Brent más allá de la repugnancia y/o el hastío que también provoca.

En cambio, la entrega de Carell es menos detallista y sutil. Su Scott alterna miradas directas a la cámara con miradas directas a sus colegas. No existen instancias intermedias (ni indirectas).   

La remakePor lo demás, y en honor a la verdad, debe reconocerse que The office made in USA cuenta con dos puntos a favor: por un lado, buenos actores de reparto que compensan las pequeñas falencias de Carell; por el otro, un guión bien adaptado (o "localizado" como suele decirse ahora) a las características del medio empresarial y laboral estadounidense.

Sin embargo, nada como la mirada british para extraer una radiografía exacta -e igualmente ácida- de la más pura realidad.