¿Conoces a Joe Black? es una de las pocas películas que vuelvo a ver -siempre en televisión- aún cuando la considero mala. Malísima, en realidad. De hecho, el superlativo se impone apenas constato que el director Martin Brest y/o los guionistas Ron Osborn, Jeff Reno, Kevin Wade y Bo Goldman malograron una buena idea.
Lo cierto es que cada repaso me permite descubrir/analizar defectos. Por ejemplo, a esta altura ya me convencí de que la actuación de Claire Forlani y Brad Pitt no tiene remedio. Sin dudas ambos lucen muy atractivos, pero aún así aparecen tensos, no sé si porque carecen de talento, porque les falta química, o porque sus Susan y Joe son maquietas antes que personajes.
Como si se tratara de un concurso o de una entrega de premios, también elegí las peores escenas. En honor a las típicas ternas, presento sólo tres:
1.- Hospital donde trabaja Susan, Dra. Susan Parrish. Joe Black la visita de improviso. Mientras conversan, llega en silla de ruedas una vieja mujer de raza negra, muy dolorida. La paciente cree presentir la verdadera identidad del protagonista; lo trata de «espíritu malo». El protagonista reconoce la formación esotérica de la anciana. Ambos entablan un breve diálogo sobre la enfermedad y el sufrimiento. Todavía no decidí qué es peor: si el inglés «creole» que hablan los personajes, o el subtitulado que reinventa el dialecto con una transcripción casi onomatopéyica.
2.- Fiesta de cumpleaños de William Parrish (pobre Anthony Hopkins). Joe y Susan se dejan. Él sugiere más de lo que explica; ella intuye más de lo que entiende. El intercambio de miradas lánguidas y de frases dichas a medias estira esta despedida digna de la telenovela más lacrimógena.
3.- Desenlace. Joe desaparece detrás de un montículo de césped; de ese mismo lugar proviene el joven apuesto de la cafetería. Pitt abandona la rigidez mortuoria y adopta su rigidez (casi) natural. Así de fácil cambia de personaje.
La anécdota con la manteca de maní es igualmente antológica. Cómo olvidarla cuando la alusión gastronómica se repite en distintas escenas. La imagen de Brad sosteniendo la cuchara con la boca quedará para la posteridad.
[Comentario al margen, con suerte a favor de la película. Es verdad: la manteca de maní produce adicción.]
Quizás lo más indigesto de este film sea la personificación de la parca. A diferencia de la caracterización entrañable propuesta por la novela de José Saramago, el guión de Osborn, Reno, Wade y Goldman infantiliza -por momentos idiotiza- a la muerte. Una cosa es carecer de experiencia o de conocimiento. Otra cosa es homologar candidez y conducta adolescente.
¿Lo más rescatable? Por un lado, la posibilidad de reencontrarse con Sir Hopkins (aunque encarne «de taquito» al apesumbrado Mr. Parrish); por el otro, la presencia de un malo-malo, de esos cuya derrota uno disfruta (me refiero al bienudo inescrupuloso de Drew/Jake Weber).
Sin embargo, no hay vuelta que darle. Lo mejor de ¿Conoces a Joe Black? radica en sus defectos. Al menos ésa es la impresión de alguien que a veces también se entretiene con algunos desaciertos cinematográficos.
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