Es cierto que ahora Juana Molina se dedica a la música. También es cierto que la experiencia televisiva la agotó, y que sus fanáticos la llevaron al borde de la exasperación. Aún así, ¿por qué la TV vernácula nunca repone a Juana y sus hermanas? ¿Por qué el nostálgico canal Volver no recupera este otro programa exitoso de principios de los ’90? Mientras la pregunta (por no decir «sugerencia») queda flotando en la blogósfera, va este pequeño homenaje a una de las propuestas cómicas más ocurrentes de nuestra pantalla chica.
Antes de montar su propio show, Juana integró el plantel del magazine La noticia rebelde (allí presentó a «su» tenista Steffi Grasa) y luego se sumó al elenco estable de Antonio Gasalla, donde encarnaba a una ama de casa que Gasalla/Matilde se empeñaba en maltratar. Al poco tiempo -o al menos eso pareció- Canal 13 lanzó lo que en principio sonó a parodia del título de Woody Allen: Hannah y sus hermanas.
Primero, los platos fuertes fueron tres: la francesa Lulú (y su perrito Petit Président), la coreana («ah seeeeeeeeé»), y la mencionada tenista («chiva caleeenchu»). Después se sumaron otras hermanas: la bienuda obsesionada con el «color coooco»; la psicóloga Ruth («deciiiiimos»); la Judith de la cole, amiga de «Sammmdra» y «Diegommm»; la concheta («tipo que»); la conductora de TV a lo Patricia Sarán («espectacular, gordo»); la cosmetóloga responsable de extraer «pilosidad» del rostro; la coya; la crítica de cine Alana Paula.
Además de crear estos personajes pertenecientes a un elenco estable, Molina también parodió a un cantante de tango, a la mismísima Marilina Ross, y a la heroína de una película de acción hollywoodense y de sus correspondientes secuelas. Si mal no recuerdo, el título del film era It’s my business.
Al principio, el programa mantuvo cierto hilo conductor narrativo; me refiero a la idea de que las hermanas fueran producto de las alucinaciones de Juana (de ahí la participación de la talentosa Lidia Catalano* que interpretaba a la anonadada madre de la protagonista). Con el tiempo, el argumento de la esquizofrenia desapareció, y los personajes simplemente coparon su propio espacio en una variada y muy acertada galería.
En general, los sketchs eran cortos, y a menudo desopilantes. Tengo en mente a aquél donde la concheta pretendía tomar clase de canto con Mercedes Sosa y Horacio Molina (padre de la por entonces joven comediante).
No recuerdo cuánto habrá durado el programa. ¿Un año? ¿A lo sumo dos? Lo que sí recuerdo es que terminó intespestivamente, sin ningún cierre con moño, sin ninguna explicación. Una pena. Más de una década después, sigo extrañando a Juana… y sobre todo a sus hermanas.
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* También formaron parte de la troupe la verdadera hermana de Juana, Inés Molina, Martín Pavlovsky y Horacio Roca entre otros.
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