Probablemente resulte apresurado -léase injusto- redactar una reseña después de haber visto solamente los dos capítulos iniciales. Sin embargo, hay ocasiones en que la primera impresión es acertada. En ese caso, bien podemos concedernos un espacio para comentar la versión local de Desperate housewives, emitida por Canal 13 desde el miércoles 30 de agosto.
«Encorsetada» es la primera palabra que se me viene a la mente cuando pienso en la tan promocionada producción de Pol-ka. A priori, da la sensación de que a Marcos Carnevale le cuesta -o no lo dejan- despegarse del guión original. Con esto no pretendo exigir cambios radicales, pero sí una adaptación más verosímil en función de ciertas características culturales que revelan las diferencias entre nuestra idiosincrasia y la norteamericana.
En este sentido, podríamos tomar como referencia la localización que Diego Alarcón y Axel Kuschevatzky hacen de Married with children para Telefé. De hecho, nos guste o no, este dúo sabe recrear conversaciones, situaciones, caracterizaciones típicamente porteñas que convierten a Casados con hijos en una propuesta legítimamente autóctona, sin por eso contrariar ni desvirtuar la idea original de Michael Moye y Ron Leavitt.
Por el contrario, en Amas de casa desesperadas la etiqueta «Made in USA» sobresale por varios costados. Primero, por la recreación de anécdotas con poco asidero en estas tierras (se me ocurre como ejemplo la escena del policía motorizado deteniendo a un auto cuya conductora lleva niños atrás, sin el cinturón de seguridad abrochado). Segundo, por el uso de un castellano neutro que nos retrotrae -salvando el detalle del acento- a los doblajes portorriqueños automáticamente asociados a programas yankees emitidos en la TV vernácula de antaño.
Dado el uso estereotipado del idioma, los parlamentos suelen pecar de artificiosos y poco espontáneos. Y lo que es peor: terminan afectando el desempeño de los actores.
Y aquí es donde retomo la metáfora del corset, aplicable sobre todo a Carola Reyna, Araceli González, Gabriela Toscano y a (la voz de) Cecilia Roth. Mercedes Morán, en cambio, puede zafar de las generales de la Ley, logrando que su personaje sea el más fresco y -me atrevo a decir- más «argentino».
Es cierto. Amas de casa desesperadas recién empieza, y probablemente resulte apresurado dedicarle una reseña tan desinflada. No importa; de cometerse una injusticia, el tiempo se encargará de demostrar que la exitosa propuesta de Marc Cherry cuenta con una merecida adaptación, aquí, en los confines de nuestro mundo globalizado.
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