El niño y el mundo, de Alê Abreu

Cobertura especial de Espectadores.
Cobertura especial de Espectadores.

Ningún amante del cine de animación para chicos debería dejar pasar El niño y el mundo de Alê Abreu. Quienes no hayan podido conseguir entradas para la próxima (y última) función de mañana sábado harán bien en recorrer las páginas del blog oficial y pedir que el film brasileño regrese a Buenos Aires, quizás de la mano de alguna nueva edición invernal del BAFICI animado.

Colorido, musical, político. Así es este otro largometraje que integra el programa no comercial del Baficito, es decir, aquél separado de la estrategia promocional a favor de las segundas entregas de Los Muppets y Río.

Gracias a este post escrito por el director y a este otro firmado por su asistente, nos asomamos al origen caleidoscópico de O menino e o mundo. Nos enteramos del proceso que consistió, primero, en el alumbramiento de un protagonista de rasgos muy simples; segundo, en la elucubración de situaciones, conflictos, gags sueltos; tercero en la conversión de estas piezas a priori inconexas en partes de una historia que en la pantalla grande descubrimos circular, cambiante, atravesada por formas, colores, numerosos y diversos personajes que entran y salen de escena.

La música original de Gustavo Kurlat y Ruben Feffer es el otro gran recurso narrativo que Abreu utiliza para contar las desventuras de un niño en busca de su padre corrido por el desempleo. Además de reflejar estados de ánimo y de anunciar/acompañar giros narrativos, las melodías y notas sueltas les dan voz a la naturaleza y a la gran ciudad.

En este punto cabe aclarar que los seres humanos prácticamente no hablan en la película. Las pocas veces en que sí, lo hacen en un idioma irreconocible, que en definitiva funciona como un elemento musical más.

Algunos adultos reprobarán el sustrato ideológico de El niño… que, a contramano de la pretendida asepsia de Disney, PixarDreamworks, reconoce y denuncia la desigualdad y el sufrimiento que el capitalismo engendra en los países periféricos. La explotación laboral, el desmembramiento de las familias en busca del trabajo que les arrebató la automatización industrial, el control social encomendado a ejércitos armados hasta los dientes, el crecimiento de ciudades tan deshumanizadas como monstruosas, la desprotección de los más vulnerables, la contaminación ambiental son algunas de las realidades que el protagonista descubre en su recorrido por el mundo.

Dicho esto, la alegría brasileña también se cuela con su música, sus colores, sus flores, sus mariposas en esta hermosa y entrañable producción de Filme de Papel. Ojalá la función de mañana en el BAFICI no sea la última proyección en Buenos Aires.


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