No soy fanática de David Bowie, pero me gusta. Me gusta esa aparencia camaleónica, etérea, atemporal, ambigua, inclasificable. Me gusta el personaje que supo construir y renovar/actualizar durante décadas: versión multimedia y posmoderna del príncipe de las tinieblas (no por casualidad Tony Scott lo eligió como protagonista de El ansia). De su trabajo discográfico, me gustan especialmente los dúos con sus compatriotas Freddie Mercury, Mick Jagger, Annie Lennox.
Ahora bien, hay algo de David Bowie que -más que gustarme- me encanta… Me encanta, me seduce, me cautiva, me subyuga, me derrite, me enamora.
Se trata de los dos versos más sensuales de China girl y -porqué no- del pop anglosajón de los ochenta:
She says… shhh.
She says… shhh.
Antes, se escucha la frase enfundada en esa voz bien british.
Oh baby just you shut your mouth.
(Por favor, presten atención a la modulación de la palabra «mouth»)
Y después… She says… Y se hace un silencio breve, y nos preparamos para el anuncio del clímax, del éxtasis, de la perdición final.
Shhh.
———————————–
De yapa, el video. 😉
Deja un comentario