
La Cámara Argentina de Distribuidores Independientes Cinematográficos celebró con esta gacetilla la aprobación de la Resolución N° 2834/2015 que el INCAA elaboró para asegurar el acceso a una oferta diversa de películas. Publicada en el Boletín Oficial hace poco más de un mes, la norma busca atenuar el daño que un acuerdo empresarial diseñado en Estados Unidos provoca en los países interesados en otro tipo de cine además del que exporta Hollywood.
El acuerdo en cuestión desembocó en la imposición -dentro y fuera de USA- de una tasa de trescientos a seiscientos dólares que todo distribuidor debe pagar por cada film exhibido en una sala digitalizada. Por razones obvias, el pago de este monto repercute distinto en el presupuesto de las grandes distribuidoras norteamericanas que en la economía de las pequeñas empresas especializadas en cine de autor.
Justo cinco años atrás, la revista Variety publicó este informe sobre la protesta de las indies británicas frente a la implementación de la VPF, acrónimo para Virtual Print Fee (Tasa a la Copia Virtual). Los argumentos de esas distribuidoras en desventaja coinciden con la postura que CADICine expresó en la gacetilla distribuida ayer:
Muchas veces las películas nacionales, sobre todo las independientes y las denominadas de Diversidad Cultural, no llegan a recaudar lo suficiente para recuperar el costo del VPF, por lo que corrían serio riesgo de desaparecer de la cartelera cinematográfica nacional».
La Resolución INCAA N° 2834/15 dispone el reintegro parcial del importe que las pequeñas distribuidoras nacionales deben pagar en concepto de VPF a los exhibidores. La medida beneficia a los films argentinos que se exhiban en tres a 120 salas, y a los extranjeros que se proyecten en tres a cuarenta salas, sintetiza la revista Haciendo Cine.

En este artículo que el sitio Cine Universitario de Uruguay publicó a mediados de 2014, Manuel Martínez Carril recuerda que -también hace cinco años- tuvo lugar en Barcelona la conferencia ‘El sector de la exhibición independiente y los retos de la digitalización‘. En esa oportunidad, autoridades de la Unión Europea, técnicos, exhibidores, distribuidores, juristas, representantes del Banco Europeo de Inversiones, de Europa Cinemas, del Ministerio de Bienes Culturales de Italia, del CNC francés, del ICAA español, de la Fundación de Cine de Finlandia y otras instituciones cuestionaron el sistema VPF.
En otro pasaje del texto, el autor uruguayo enumera las iniciativas que algunos países del viejo continente implementaron para reducir el impacto de la polémica tasa. Quizás estos antecedentes inspiren en el INCAA la elaboración de otras resoluciones destinadas a proteger todavía más la distribución nacional de cine independiente.
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