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Especial. Cobertura DerHumALC 2012
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Tras presentarse en sociedad en la 14ª edición del Festival Internacional de Cine y Derechos Humanos, Putos Peronistas. Cumbia del sentimiento se traslada a la cartelera porteña, en principio mañana jueves 31. El documental de Rodolfo Cesatti cuenta la historia de la agrupación política cuya fundación se remonta a fines de 2007, y que algunos ciudadanos argentinos descubrimos recién tres años después, cuando la aprobación del matrimonio igualitario («Los peronistas bancamos la lucha de los putos, los trabas y las tortas» era la leyenda del cartel que Jorge transcribió en esta crónica de los festejos).
Desde las primeras reuniones en las afueras de González Catán hasta la presencia en Casa Rosada para asistir al anuncio presidencial de la promulgación de la Ley de Identidad de Género, los espectadores asistimos a la génesis y maduración de un colectivo que tiempo atrás ningún compatriota habría siquiera imaginado. De hecho, quienes habitamos este suelo bien sabemos cuánto rechazo causa en nuestra sociedad el individuo que es pobre, homosexual (o transexual) y peronista a la vez. Ni hablar de cuando este desdichado o enfermo se reconoce -y encima pretende militar- como tal.
La mirada atenta de Cesatti rescata la actividad y el compromiso partidarios en la lucha por la defensa de la diversidad sexual. El lenguaje es revelador en este sentido: por ejemplo en el cantito que diferencia entre los adjetivos «puto» y «gay» (el primero identifica al peronista; el segundo al gorila) o cuando un militante señala la importancia de resignificar los insultos «puto», «torta», «traba», «maricón» (estrategia oficialista, opinarán algunos lectores).
El documental desarticula prejuicios. Por un lado, desmiente la pretendida condición apolítica de la lucha LGBT: al principio de la película alguien recuerda la existencia de homosexuales «fachos» y más adelante, en una marcha de orgullo gay, las cámaras registran la aclaración «acá venimos sin pancartas (…) sólo para festejar» ante la llegada de los Putos Peronistas con sus emblemas, leyendas y marchas justicialistas.
Por otro lado, Cesatti desbarata los estereotipos que los medios –y sobre todo la televisión– suelen difundir sobre quienes desacatan la heteronorma. Otra vez, la militancia aparece como elemento clave en la recuperación de la dignidad y en la reparación del daño que causa la estigmatización.
Este tributo al activismo político excede los límites de la agrupación y alcanza al kirchnerismo. De ahí las escenas filmadas en Plaza de Mayo cuando parte de la ciudadanía celebró la Ley de Medios (así como la mencionada Ley de Matrimonio Igualitario) y lloró la muerte de Néstor Kirchner.
Sin dudas, Putos Peronistas es un documental hecho con sensibilidad social y pasión política. Desde ya, no es apta para los convencidos de que las tres P (no olvidemos el adjetivo «pobres») sintetizan todos los males de nuestro país.
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PD. El trabajo de Cesatti ganó anoche la mención correspondiente a la competencia nacional de documentales de la 14ª edición del DerHumALC.