Por Jorge Gómez
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No hay menesterosos durmiendo en las calles porteñas, abandonados por la sociedad. No somos responsables de nada. Es una elección de vida: estos pobres, estos cartoneros que los intendentes peronistas envían a trabajar a nuestra Ciudad de Buenos Aires, quieren quedarse a dormir en la calle, y nada podemos hacer.
No es el Estado el que los abandona y se desentiende, nos tranquiliza Gabriela. Ellos eligen el espacio público como depósito de sus posesiones y mercaderías, y ellos prefieren dormir en las veredas tapados con esas frazadas mugrientas que seguro le robaron a alguien.
Si se interponen en nuestro paisaje los moleremos a palos, obviously. Pero si se mueren de frío es porque quieren, nos dice la muchacha enamorada.
Son incorregibles estos negros.