Por Jorge Gómez
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En línea con este post de María, repasamos tres episodios recientes cuyos protagonistas opositores al Gobierno utilizan su condición de profesionales del Derecho y/o del periodismo para sorprendernos con ideas jurídicas a todas luces disparatadas, aún para los legos en la materia.
1) En esta nota publicada el 25 de abril, el Dr. Mariano Grondona sostiene que Néstor Kirchner no puede presentarse a elecciones en 2011 porque ya fue reelecto Presidente en 2007 cuando ganó su esposa Cristina Fernández.
2) A fines de mayo, el constitucionalista Gregorio Badeni declara que el colombiano Francisco de Narváez tendría posibilidades de que la Justicia habilite su candidatura presidencial si comprueba que sus padres lo concibieron en suelo argentino.
3) También a fines del mes pasado, la diputada Elisa Carrió se solidariza públicamente con los hijos adoptivos de Ernestina Herrera de Noble por la «vejación» que significa la decisión de la Justicia de solicitar la recolección de material genético para determinar si Marcela y Felipe fueron apropiados durante la última dictadura militar. En una emisión de La Cornisa, esta otra abogada constitucionalista confiesa haber llorado por «los chicos» y, fiel a su costumbre tremendista, cuenta la historia de una persona a la que se le murió el padre luego de que la sometieran a una extracción compulsiva de ADN.
Ante la envergadura de estas declaraciones, llama la atención que ni Grondona, ni Badeni, ni Carrió presenten su ponencia en Tribunales.
Don Mariano puede agitar las aguas opositoras presentando a la actual Presidente como una vulgar empleada prestanombres. Pero, ante la Ley, la argucia para bloquear la candidatura de Néstor Kirchner es insostenible.
Por su parte, Don Gregorio se cuida muy bien de arriesgar su prestigio en Tribunales. Por eso sólo ante los periodistas sugiere que los individuos son nativos del lugar donde fueron concebidos. Ésta es su manera de expresarle apoyo a De Narváez, y de distraer a la muchachada que durante días especulará sobre este divertido aporte al Derecho: al Ius Sanguini y Ius Soli les sumamos el Ius Fornicae o Ius Polvum, dirían los chuscos del alika-alikate.
A pesar del llanto de Doña Elisa, los abogados de Herrera de Noble no objetan la recolección de material genético. En cambio, reconocen la legalidad del procedimiento y firman pacíficamente el acta.
Si bien celebramos que los juzgados se mantengan a salvo de planteos tan ridículos, escandaliza que estos autodenominados «especialistas en Derecho» jueguen con el significado de las palabras y desinformen a la población. Estas mentiras que sólo se dicen para ser replicadas en la prensa anulan el debate en tanto les cambian el sentido a las palabras y a las leyes, y tienden a instalar en la opinión pública la idea de que todo es posible, y de que no existe verdad capaz de resistirse a una vigorosa presentación mediática.
Así, adultos mayores de 30 años son denominados “chicos” cuando se los quiere presentar mortificados por la acción de la Justicia, y el robo de bebés se convierte en una anécdota sin importancia cuando la apropiadora (ya “mamá del corazón”) es la dueña del Grupo Clarín. Aunque, claro, el lazo de corazón deja de existir en el seno de las familias homoparentales.
Más allá de la energía negativa que se invierte en alterar el sentido de las palabras, sospechamos que estas maniobras discursivas terminarán resultándonos divertidas. Es cierto que Lilita Carrió nos asusta un poco cuando nos mira fijo, pero Grondona ya es más llevadero cuando trata de imponer la hipótesis sobre la imposibilidad de reelección del «matrimonio presidencial» y a Badeni sólo nos queda agradecerle su formidable aporte al Derecho universal.