Reseña redactada por Ariel.
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Una constante en la carrera de Pink Floyd fue su bien lograda intención de ofrecer, junto a su música, el plus del mensaje, letras con contenido. Ya desde el álbum Dark side of the moon, pasando por Animals (feroz crítica a la desigualdad entre clases sociales y a cómo unos detentan el poder y otros sufren la opresión) hasta llegar al fenomenal The wall (todo un símbolo de la alienación y el aislamiento propios de una sociedad que nos sujeta a partir de las costumbres, la educación y el entorno familiar y afectivo en general).
Lejos de quedarse en la prédica, el grupo liderado por Roger Waters llevó su ideología arriba del escenario montando espectáculos de un alto (e importante) contenido visual y eligiendo lugares de mucha significación. Esta cualidad se hizo extensiva a las carreras individuales de los integrantes.
Así lo confirma la performance del disco The wall que Waters brindó como solista en Berlín en 1990, ocho meses después de que tiraran abajo el famoso muro que dividió a Alemania en dos. De hecho, el recital unió un pedazo de historia reciente junto a una de las obras más importantes del rock.
Tampoco es de extrañar que la última grabación en vivo de David Gilmour se haya realizado en la ciudad polaca de Gdansk. Más precisamente donde funcionaron los astilleros que dieron origen a Solidaridad, organización que el dirigente Lech Walesa ayudó a fundar en septiembre de 1980 con miras a conformar un movimiento sindical libre y autónomo del Partido Comunista.
En el primer segmento de aquel concierto, el ex guitarrista de Pink Floyd interpretó todas las canciones de su último disco de estudio, On an island. Luego prosiguió con un set exclusivamente floydiano, del que sobresale una versión de “Echoes” que nada tiene que envidiarle (ni en calidad ni en duración) al original del disco Meddle, editado en 1971.
Live in Gdansk no sólo cobra importancia por su contexto sino porque allí tuvo lugar la última actuación de Richard Wright, humilde y talentoso tecladista de Pink Floyd que falleció en septiembre de 2008, y cuya voz y manera de tocar el piano les dieron una pincelada especial a las composiciones de la banda.
Además fueron de la partida Phil Manzanera, Dick Parry (que tocó el saxo en temas como “Money” y “Shine on you, crazy diamond” en las viejas épocas) y la Baltic Philharmonic Symphony Orchestra de Gdansk.
En las disquerías pueden conseguirse desde la edición simple de dos CDs hasta una súper especial de dos CDs y dos DVDs, uno con el concierto en el astillero y otro con material extra, también en vivo. Sólo resta esperar que, en tiempos de gran afluencia de músicos extranjeros, Gilmour también visite estas tierras, así como su ex coequiper supo hacerlo dos años atrás.