Nada más y nada menos. El nido vacío es una comedia costumbrista para pasar el rato. Otra película de un niño mimado del cine argentino -Daniel Burman- interesado en explorar el vínculo entre padres e hijos desde distintas perspectivas pero siempre con humor light y en el mismo contexto: el de la pequeña burguesía porteña. En esta ocasión la historia protagonizada por Oscar Martínez y Cecilia Roth pretende recrear la situación de momentánea inestabilidad que atraviesa un matrimonio cuyos hijos crecidos empiezan a abandonar el hogar materno.
De lejos, lo mejor de esta película es el trabajo de Martínez, responsable de cargar sobre sus hombros casi todo el peso de un relato por momentos largo y trillado. Aunque en general asociado a obras «serias» o dramáticas, aquí el actor sabe explotar las características más pintorescas de su personaje y los parlamentos más ocurrentes de un guión con aciertos (por ejemplo el episodio de «persecución» en el shopping) pero en definitiva irregular.
En cambio, no puede decirse lo mismo de Roth, que vuelve a hacer de sí misma como en reiteradas ocasiones y que -nobleza obliga- tampoco tiene espacio para intentar lo contrario. De hecho, su Marta ocupa un lugar secundario en esta crónica de una crisis eminentemente masculina.
Dicho esto, existe la posibilidad de mirar el film con otros ojos, más allá de la condición de comedia pasatista y justamente como retrato (tal vez involuntario) de una clase social con actitud ombliguista, concentrada en supuestos conflictos que no son tales. En este sentido, cabe destacar el detalle de que el protagonista -dramaturgo exitoso- tenga siempre la radio prendida (siempre programas de actualidad, informativos) como ruido de fondo, sin prestarles la más mínima atención a las noticias comentadas o difundidas.
Alguien podrá argumentar que el mencionado ombliguismo hace a la gracia de una propuesta que nos invita a tomar con humor los altibajos familiares y las neurosis personales. Es cierto. Por eso, El nido vacío es -nada más y nada menos- una comedia costumbrista para pasar el rato. Quienes tengan ganas de ver algo más cautivante deberán elegir otro título de la cartelera.