Fast food nation

Anticipo (¿?)
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Fast food nationPor lo visto, el estreno de Fast food nation en Argentina tiene fecha imprecisa. De hecho, mientras el cronograma de IMDb señala que la película de Richard Linklater llegó a las carteleras locales el 15 de noviembre de 2007, Cines Argentinos la agenda para junio de 2008 y, por su parte, en el Balance 07 que Otros Cines publicó hace apenas semanas, un comentarista la incluye en la categoría «que nunca se estrenaron ni editaron». ¿Qué perdemos si, después de tantas idas y venidas, este largometraje finalmente no desembarca en estas tierras? Nada del otro mundo.

Sin dudas, el trabajo de Linklater tiene buenas intenciones. Por lo pronto, denunciar una serie de circunstancias ligadas a la industria de la comida rápida en el gran país del Norte. Entre ellas, la explotación de inmigrantes ilegales, el incumplimiento de ciertas medidas sanitarias, la ausencia de un Estado capaz de enfrentar monopolios alimenticios omnipotentes e impunes, la imposición de una cultura gastronómica nociva, por no decir tóxica.

Probablemente porque pretende despertar la conciencia del público norteamericano, la propuesta parece una excursión escolar que consiste en el siguiente recorrido: departamento de marketing de un simulacro de Mc Donald’s, cocina de una sucursal de venta de promociones, menúes y combos, frigorífico proveedor de hamburguesas, meetings de jóvenes estudiantes dispuestos a cambiar el mundo. A cada sección le corresponde uno o varios protagonistas, y lo que les sucede a estos protagonistas conforma un relato coral que pretende cubrir los distintos flancos de una realidad compleja, por momentos inasible a pesar de los esfuerzos realizados.

El mayor problema de Fast food nation parecería ser su obviedad. Obviedad en la caracterización de los personajes: por ejemplo, el supervisor malo que administra puestos de trabajo a cambio de favores sexuales, o el inocente ejecutivo de marketing -padre de familia ejemplar- que ignora los chanchullos cometidos por la empresa donde ejerce hace años.

Obviedad en las alegorías: el hecho de comer mierda; las vacas que no se mueven de su reducto aún cuando se las libera; un trabajo en cadena que mutila literalmente a los trabajadores. Obviedad en la elección del casting: Bruce Willis hace de matón y Greg Kinnear de inocentón; Ethan Hawke, Patricia Arquette y Kris Kristofferson son los resistentes y, por si fuera poco, ¡Avril Lavigne encarna a una joven revolucionaria!

Quizás la sorpresa más grande de la película sea la actuación de Wilmer Valderrama, el insoportable Fez de That ’70s show. No puede decirse lo mismo de la colombiana Catalina Sandino Moreno, cuyo personaje parece retomar ciertas características del rol protagónico de María, llena eres de gracia, en una versión mucho más estereotipada.

Presentada como osada y polémica, Fast food nation está más cerca del panfleto que de la denuncia reveladora. Sus intenciones no alcanzan; las demoras en su estreno no deberían generar (más) falsas expectativas.