De Wonder Woman a Juan Gelman

Linda Carter, mujer maravillaHace tiempo tenía ganas de redactar un post sobre La mujer maravilla, serie que -a diferencia de El hombre nuclear y La mujer biónica– jamás me gustó, ni siquiera en mis años mozos. La idea era enumerar, de manera jocosa, los motivos por los cuales la historieta de DC Comics y su adaptación televisiva nunca me movieron un solo pelo.

Por un lado, pensaba calcular la cantidad de vueltas que Linda Carter daba por episodio para hacer la conversión Diana Prince – Wonder Woman. Por el otro, quería dedicarles un párrafo a las miradas de inteligencia intercambiadas con el co-protagónico Mayor Steve Trevor. Probablemente también me referiría a los particulares años ’40 recreados por la gente de Bruce Lansbury Productions.   

La ocurrencia de un remedo de reseña surgió semanas atrás, después de toparme con un episodio en el canal Retro. En ese capítulo, la mujer maravilla debía atrapar a un villano que por momentos parecía pertenecer al innombrado IRA, y que había robado del Pentágono toda la documentación correspondiente al proyecto Pluto (nada que ver con el perro de Disney).

Los papeles sustraídos conformaban una especie de manual de procesos que permitían provocar sismos a voluntad, en cualquier parte del mundo, a partir de la explosión de una serie de pequeños paquetes de dinamita colocados y activados estratégicamente. A partir de este descubrimiento -explicaban los científicos de la ficción- el ejército de los Estados Unidos estaría en condiciones de atacar a los enemigos de la Libertad y la Democracia con recursos de la madre naturaleza, sin necesidad de apelar a armas tradicionales que en definitiva terminan atentando contra el ecosistema, y por lo tanto contra toda la Humanidad (léase contra los seres humanos pertenecientes al bando de los buenos; léase contra los mismos norteamericanos).

Programa de alteración climática. Imágenes extraidas del sitio de HAARP

La intención de este post se vio frustrada apenas terminé de leer la contratapa que Juan Gelman publicó ayer en Página/12. De hecho, el artículo aborda -y no precisamente en términos jocosos- el tema de la llamada «guerra climática», es decir, los avances tecnológicos-militares en torno a la producción de lluvias, nieblas, tornados, terremotos artificiales con fines bélicos.

Juan GelmanCréase o no, lo que el periodista y poeta argentino cuenta sobre el Programa de Investigación de Aurora Activa de Alta Frecuencia (HAARP por sus siglas en inglés) retoma lo que en principio parecía un simple delirio historietístico-televisivo. Incluso el autor se refiere al proyecto lanzado en 1992 como un prolongación de las investigaciones iniciadas por el Pentágono -¡justito!- a fines de los ’40.

Hasta hoy, difícilmente habría escrito sobre la cualidad visionaria de la Wonder Woman catódica y, por temor a resultar redundante, difícilmente le habría dedicado otro post a Juan Gelman. Hasta hoy, no me había dado cuenta de que pasar de un personaje a otro en un mismo texto puede ser tan fácil como siniestro y estremecedor.