Sospecho que me perdí lo mejor de Lalola, tira nocturna que -probablemente inspirada en el film Una rubia caída del cielo– cuenta los avatares de un Don Juan machista e insensible, condenado a vivir en un cuerpo de mujer. En el aire por América desde fines de agosto pasado, la historia escrita por Pablo Lago y Susana Cardozo parece estar relegando los conflictos de identidad padecidos por Lalo devenido en Lola, para abordar los enredos típicos de una comedia romántica más tradicional.
A lo mejor esta transición sea pasajera, y con el correr de los capítulos la serie retome las dificultades (aquí tomadas en solfa) que provoca un cambio de género tan abrupto como indeseado. Por el momento, cuesta creer en esa posibilidad cuando el/la protagonista empieza a sentir y pensar como mujer.
Especulaciones al margen, Lalola se presenta como un producto ocurrente y entretenido, sobre todo gracias a las interpretaciones tanto de sus protagonistas (Carla Petersen y Luciano Castro destilan verdadera química) como de los actores secundarios (Luis Ziembrowski, Lola Berthet, Sandra Ballestereos, Reina Reech, Rafael Ferro y Víctor Malagrino entre otros).
Además de contar con muy buenas actuaciones (me permito confesar mi debilidad por Ziembrowski y Berthet), el programa posee dos virtudes igualmente importantes: un ritmo narrativo ágil y -al menos a priori- un aparente margen para cierto nivel de juego e improvisación.
Dicho esto, llama la atención que los canales locales sigan insistiendo en elegir el formato diario (de lunes a viernes, en realidad) para sus programas de ficción. Teniendo en cuenta lo difícil que resulta mantener la calidad y el interés de un producto televisivo, uno puede pensar que la frecuencia semanal favorece un trabajo de producción menos exigido y más cuidado, y evita el riesgo de saturación que suele ahuyentar a muchos televidentes.
En cambio, la presión de la emisión «diaria» se suma a la competencia por el rating, y una propuesta como Lalola puede -Dios y los guionistas no lo permitan- integrar la lista de tiras en principio ocurrentes y originales que terminan transformándose en una propuesta de lo más convencional.