De jardines ajenos

De jardines ajenosDe jardines ajenos es un libro ideal para llevarse de vacaciones, para leer de a ratos entre siestas, caminatas, juegos, charlas. Es que esta suerte de «ensayo abierto» es un compendio de dichos, diálogos, versos, graffitis que Adolfo Bioy Casares alguna vez escuchó o leyó, y que con el tiempo se tomó el trabajo de transcribir y coleccionar.

El título elegido no podría ser más honesto. De hecho, nos adelanta las intenciones de un Bioy exclusivamente dedicado a la recopilación de frases que no son de su autoría.

El recorrido de esta obra puede ser ordenado, respetuoso de la numeración de páginas, o caprichoso, aleatorio, salteado. Cada párrafo es una unidad en sí misma, con un estilo y un contexto que le son propios. De ahí que los lectores logremos armar nuestra propia telaraña de voces y palabras.

La noción de «ensayo» nos viene a la mente cuando nos damos cuenta de que las citas terminan conformando un fiel retrato de nuestra idiosincrasia. Algunas remiten a sentires y pensares de la clase alta local; otras expresan la sensatez y la picardía de quienes se encuentran más abajo en la escala social.

Aunque en principio le son ajenos, estos jardines también nos conducen a don Adolfo. Por lo pronto, ante la publicación de ciertos textos, imaginamos que el trabajo de selección no fue casual ni caprichoso, sino que respondió a las inquietudes, a los recuerdos, a las vivencias de un hombre reconocido por su sentido del humor, su humildad, su galanura y su capacidad de disfrute.

Bioy Casares publicó este libro en 1997, dos años antes de su muerte. Pasó una década desde entonces, y sin embargo aún hoy podemos deleitarnos con esta perlita -flor- literaria a todas luces cultivada para nuestro deleite.