Cuéntame cómo pasó

Hace un par de semanas FedX, asiduo visitante de Espectadores, tuvo la amabilidad de hacerme llegar algunos capítulos de la «estrella» de TVE, Cuéntame cómo pasó. A continuación, una breve reseña sobre una serie con pocas chances de integrar nuestra programación local. 
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¿Lo reconocen a Imanol Arias?Cuéntame cómo pasó parece una adaptación de Kevin, creciendo con amor o Kevin a secas, programa que el viejo canal 9 regido por el zar Alejandro Romay se encargó de transmitir hasta el hartazgo. De hecho, ambos trabajos proponen lo mismo: repasar los años ’60/’70 a partir de los recuerdos de infancia del protagonista.

En uno y otro caso, el relato transita dos tiempos de manera simultánea: el pasado donde habita el niño (cuyas anécdotas presenciamos) y el presente del adulto (cuyos comentarios sólo escuchamos). Además, como su congénere norteamericano, Carlitos también pertenece a una familia de clase media y también vive con su padre, su madre y sus dos hermanos mayores (un varón y una mujer).

Las diferencias entre ambos chicos -y por lo tanto entre ambas series- parten de las diferencias culturales e históricas entre Estados Unidos y España. Probablemente por eso los televidentes acostumbrados a consumir productos made in USA encuentren que la propuesta del Grupo Ganga peca de localista.

Es que -nos guste o no- las últimas décadas padecidas por los argentinos se encuentran más ligadas al gran país del Norte que a nuestra Madre Patria. De ahí el pálpito de que, si la TV autóctona decidiera importarlas, las memorias de Carlos Alcántara convocarían menos que las de Kevin Arnold.

En el mejor de los casos, Cuéntame cómo pasó caería bien entre quienes tienen debilidad por España, entre los curiosos por ver de qué manera la televisión de ese país recrea los tiempos finales de la dictadura franquista, eventualmente entre las admiradoras de Imanol Arias (que encarna al padre del niño protagonista) y, definitivamente, entre los espíritus nostálgicos.