Dicen que la versión original es superior. Tal vez haya que verla para comprender porqué la remake de Susan Stroman no termina de cuajar. Es que, aunque cuenta con pasajes bien logrados y entretenidos, «Los productores 2005″ resulta excesivamente larga, verborrágica, por momentos forzada. Es una pena cuando a todas luces se trata de una propuesta trabajada, cuidada, ¿mimada?
Quizás lo mejor de esta adaptación sea la escenografía, el vestuario y la coreografía, tres elementos que permiten rendirles un merecido homenaje a los viejos musicales de Hollywood. El sumun de esta combinación se encuentra en la escena ambientada en el estudio contable, cuando Leo Bloom canta y baila al son de las máquinas de calcular.
También cabe elogiar las actuaciones de Nathan Lane y Will Ferrell, a cargo de los personajes más carismáticos. Dicho sea de paso, ya era hora de que el Albert Goldman de La jaula de las locas (oootra remake) tuviera oportunidad de encarnar un papel verdaderamente protagónico.
A simple vista, Los productores tiene dos grandes contras. La primera remite a la aparente necesidad de decirlo/mostrarlo todo, lo cual termina causando cierta saturación. La segunda se relaciona con el desempeño de Matthew Broderick y Uma Thurman cuyos innegables esfuerzos no logran alcanzar la espontaneidad y la gracia esperables en toda comedia musical.
Antes de alquilarla, habrá que preguntarse entonces cuán dispuesto se está a ver una película hecha con las mejores intenciones pero sin el tino y la magia suficientes. En caso de una respuesta desalentadora, habrá que seguir buscando y eventualmente apostar a la versión original, dirigida en 1968 por (el aparentemente insuperable) Mel Brooks.
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PD. Más graciosos que el film en sí son los bloopers que figuran entre los extras del DVD. No cabe duda de que al menos Lane y Broderick se divirtieron mucho trabajando juntos.