Para algunos, la traducción apropiada es La caza de las feas o El baile de las feas y, para otros, La última apuesta. Esta vez, a modo de excepción, el título original –Dogfight– es el elegido como referencia. Como sea, ténganla en cuenta por dos motivos: el primero, estamos ante un particular, aggiornado y ciertamente amargo cuento de hadas; el segundo, tenemos la oportunidad de reencontrar al ícono River Phoenix (los nacidos -sobre todo las nacidas- en la década del ‘70 saben lo que esto significa).
Desde el vamos, queda claro que la historia escrita por Bob Comfort no va a terminar de la mejor manera. Después de todo, qué cabe esperar de una competencia donde gana quien “conquista” a la mujer más desalineada, grotesca y revulsiva de la noche.
Si a esto le agregamos que los ideólogos de semejante entretenimiento son marines norteamericanos listos para desembarcar en el Vietnam de los años ‘60, cartón lleno. Todo está dado para que las aguas se dividan entre militares burdos, cínicos, desalmados, y señoras/señoritas muy poco agraciadas, ingenuas, de buen corazón.
Sin embargo (siempre hay un “sin embargo” en este tipo de relatos), no todo es lo que parece y los cabos -especialmente uno- también tienen buen fondo, y las feas -especialmente una- también son capaces de trasuntar belleza. Y, por supuesto, en medio de estas verdades reveladas nace el amor.
Es cierto… La propuesta tiene mucho de folletín. Así como a veces es la clase social, el dinero o la familia, esta vez el agente que empieza separando a la pareja protagónica es la cuestión estética. Y para lindos, al menos a principios de los ‘90, nadie mejor que River Phoenix.
Aquí, quien fuera la revelación de Cuenta conmigo pone su cuerpo, sí, pero también su sensibilidad actoral. Con Lili Taylor -chica proclive a los films independientes- conforman un dúo tan disparejo como conmovedor.
Para disfrutar de Dogfight, conviene hacer la vista gorda ante determinados detalles, por ejemplo, cuando algún personaje “filosofa” acerca del ser norteamericano o los ideales de libertad. Por lo demás, se trata de un film llevadero y hasta querible. En mi caso, una debilidad.